Este relato está publicado en el Blog "Un Recuerdo de Historia", y es una historia tan interesante e intensa que vale la pena republicar sin ningún cambio.
Caballo Loco (1) |
"Si hay un caudillo en el mundo que merece mi respeto y adoración es el líder indígena Sioux Caballo Loco, quien jamás agachó la frente ante la codicia y la crueldad del gringo blanco que devoraba las tierras de los nativos. Aunque algunos historiadores, escribiendo desde la perspectiva del blanco usurpador, han vilipendiado su nombre llegándolo a tildar hasta de gay y sanguinario, Caballo Loco es uno de los eternos héroes de la historia.
Hacia 1844, un hermoso bebé indígena de extraños cabellos castaños viene al mundo cerca de Bear Butte en lo que hoy es el estado de Dakota del Sur. Su madre es hermana de un gran cacique y su padre un dirigente muy sensato. Lo apodan Colochón por su bellísima cabellera castaña y crespa, rara de por sí en un indígena.
Desde chiquito, Tashunkewitko (el cual es su nombre de pila) mostró una aguda inteligencia, gran sentido del humor, probidad a toda prueba y una belleza física increíble. Su niñez la pasó presenciando poco rastro de hombres blancos, y cuando estos aparecían eran comerciantes o soldados solos. Desde chico adoró a los caballos, y sus padres no tardaron en conseguirle uno. En 1851 Colochón fue al Consejo del Gran Tratado de Fort Laramie.
En ese cóclave, los Sioux acordaron que los blancos pudieran pasar por sus tierras a cambio de un suministro anual de bienes de consumo. Pero tres años más tarde, el joven indio es testigo de una atroz masacre en Grattan, y poco después entra en trance para tener una visión que le llama a ser guerrero en lucha por los derechos de su pueblo. En 1857 Colochón fue a otro consejo, y un año más tarde, tras desplegar su gran valor en su primera batalla se gana el nombre con el cual la historia lo recordará siempre: Caballo Loco.
Para 1865 una coalición de fuerzas aliadas de indios Cheyennes y Sioux hacen una redada por Julesberg, Colorado. Caballo Loco aprovecha para rescatar compatriotas suyos que estaban siendo echados de sus tierras en Laramie, Wyoming.
En 1868 las hostilidades entre el gobierno gringo y los indios han escalado. Caballo Loco se enfrenta a tropas norteamericanas en los fuertes Phil Kearny y CF Smnith. Ese mismo año, líderes Sioux firman tratado con el gobierno yanqui mediante el cual se garantizan los derechos de cacería de los indios en las Lomas Negras y la zona del Río Powder. En 1870, Hump, el tutor y gran amigo de Caballo Loco, muere en combate contra los Shoshones, y la desgracia toca a las puertas de Caballo Loco.
Resulta que desde chavalo se había prendado de una mujer encantadora llamada Mujer de Búfalo Negro. Desgraciadamente esta mujer se había casado con otro pero Caballo Loco no renunciaba a sus amores con ella. Cuando el furibundo marido de Mujer de Búfalo Negro los pescó en romance, hirió a Caballo Loco con una bala en la mandíbula. Aunque Caballo Loco no murió, le quedaría la cicatriz de por vida, y tuvo que resignarse a que su amada no era suya. Posteriormente esta adúltera mujer regresó con su ultrajado esposo solo para parir a una criatura que "misteriosamente" tenía la misma cabellera que Caballo Loco.
Sus paisanos le despojaron de la camisa que simbolizaba su liderazgo, y no salió de las desgracia social en la que estaba hasta que se casó en 1871 con Chal Negro, una linda joven que haría de todo por hacerle feliz. En 1871 Caballo Loco sufriría por la muerte de su hermano, Halconcillo, pero poco después de su boda Caballo Loco probaría las mieles de la paternidad cuando su mujer le dio una hija a quien llamaron Todos Le Temen. Esta niña era la adoración de Caballo Loco, quien dejaba cualquier cosa por jugar con ella.
Sin embargo, los deberes de líder pronto llevaron a Caballo Loco a irse con el gran cacique Toro Sentado a atacar una expedición del Ferrocarril del Pacífico Norte cerca del río Yellowstone. Mientras Caballo Loco andaba en aventuras bélicas, en 1874, su idolatrada hijita murió de cólera. Fue patética la escena cuando Caballo Loco regresó a casa cargado de flores para su niña y tras buscarla por doquier, su mujer le debió confesar que la niña había muerto.
Loco del dolor, Caballo Loco fue a exhumar los restos de la niña para besarla por última vez. Posteriormente le hizo una nueva tumba en la que depositó collares, dulces y otros juguetes para que acompañaran a su muchachita en el supuesto viaje al más allá de la muerte. Caballo Loco jamás se pudo recuperar de la muerte de su hija, y aunque siempre fue tierno y juguetón con los niños, no tuvo más descendencia. Para colmo, su esposa se consumía poco a poco a merced de una galopante tisis.
En 1874 el excéntrico y cruel ex héroe de la Guerra Civil, el chele George Armstrong Custer, ya andaba dispuesto a masacrar indígenas. El muy desgraciado chele se fue a las Lomas Negras y reportó que ahí había oro. Los signos del dólar aparecieron en los ojos de los gringos, y en 1875 los cheles quisieron comprar a precio de guate mojado el territorio Sioux en el Consejo de Palo Solo. Al no ceder los indios, el gobierno gringo ordenó que los llevaran como ganado apestado a una reservación.
En 1876, Caballo Loco aunó fuerzas nuevamente con Toro Sentado y miles de guerreros Sioux y Cheyenne en el campamento del valle de Little Bighorn. En una de las batallas más sangrientas de la historia, Caballo Loco y Toro Sentado hicieron morder el merecido polvo de la derrota al general George Crook en la Batalla de Rosebud River. Poco después se daría la legendaria Batalla de Little Bighorn, donde el asqueroso George Armstrong Custer supo con cuántas papas se hacía un guiso indio. Custer fue capturado y eliminado en esta sangrienta batalla. Solo un corcel vivió como testigo mudo de la barbarie.
En 1877, Caballo Loco, cansado de verse cazado por el gobierno gringo, se entregó en Fort Robinson, Nebraska. Los soldados gringos lo echaron preso. Un 5 de octubre de 1877 un desalmado soldado gringo le asesinó vilmente clavándole una bayoneta por la espalda, alegando estúpidamente que Caballo Loco trataba de huir. Al morir, el bello indio tenía solamente 33 años, la edad de Cristo. Por lo menos al morir joven, su recuerdo de infatigable herrero y líder honesto quedó intacto. Se ahorró de una gran verguenza de ser exhibido como trofeo de guerra, que fue lo que le pasó al gran apache Jerónimo cuando Teodoro Roosevelt lo exhibió en un carro descapotable en un desfile político a inicios del siglo XX.
Hoy, Caballo Loco simboliza el espíritu de libertad y justicia de los indígenas norteamericanos y la resistencia activa de esa noble raza que fue despojada de tierras, esperanza, alimento y dignidad por la cochina codicia del blanco"(1)
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Referencia:
- Historia y imagen, on line: http://unrecuerdodehistoria.blogspot.com.ar/2011/05/caballo-loco-gran-lider-indigena.html
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