La Clasificación de los Espíritus

La Clasificación de los Espíritus

“Los Espíritus pertenecen a diferentes clases: no son iguales en poder, como tampoco en inteligencia, saber o moralidad”. Esto se debe a que “los Espíritus progresan mediante una marcha ascendente imperceptible, pero ese progreso no se lleva a cabo de manera simultánea en todos los aspectos. En un período puede avanzar en ciencia; en otro, en moralidad.”

Consultados al respecto, los Espíritus enseñan que “el número de órdenes o grados de perfección entre los Espíritus es ilimitado, porque no hay entre esos órdenes una línea de demarcación trazada como una barrera; de modo que se pueden multiplicar o restringir las divisiones a voluntad. No obstante, si se consideran los caracteres generales, podemos reducirlos a tres órdenes principales”. Allan Kardec explica que estas tres categorías principales o tres grandes divisiones, se basan en el grado de adelanto de los Espíritus, en las cualidades que han adquirido y en las imperfecciones de que habrán de despojarse aún. Ellas son:

• Los Espíritus Puros: Han alcanzado el grado supremo de la perfección. Influencia nula de la materia. Superioridad intelectual y moral absoluta en comparación con los Espíritus de los otros órdenes. 
• Los Espíritus Semi-puros o Buenos: Llegaron a la mitad de la escala. Se caracterizan por el predominio del Espíritu sobre la materia, y por el deseo del bien. También tienen el poder de hacer el bien según su grado de perfección. Algunos tienen la ciencia, otros la sabiduría y la bondad, pero todos habrán de sufrir pruebas aún. Comprenden a Dios y a lo infinito, y gozan ya de la felicidad de los buenos. Son felices por el bien que hacen y por el mal que impiden. En las creencias vulgares, son conocidos como genios buenos, genios protectores o Espíritus del bien. 
• Los Espíritus Imperfectos: Aún están al comienzo de la escala. Se caracterizan por el predominio de la materia sobre el Espíritu, el deseo del mal y todas las pasiones malas que retardan su adelanto. Ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las pasiones malas que derivan de él. Algunos no hacen ni el bien ni el mal. Otros, por el contrario, se complacen en el mal y están satisfechos cuando encuentran la ocasión de hacerlo. Tienen la intuición de Dios, pero no lo comprenden. Conservan el recuerdo y la percepción de los padecimientos de la vida corporal, y esa impresión suele ser más penosa que la real. Sufren, pues, efectivamente, tanto por los males que soportaron como por los que hicieron soportar a otros. 

 Dentro de la comunicación espiritista, los espíritus se clasifican en: 

• Formales: aquellos cuya comunicación se convierte en algo útil y que nos aconsejan con cordura y que no hacen someter al examen de la razón todo lo que nos dicen. 
• Groseros: espíritus de baja clase e impuros que en la mayoría de las veces utilizan expresiones groseras e indecentes. 
• Frívolos: espíritus traviesos, burlones que mienten engañan o se ríen de los consultantes.  

Los espiritistas estamos convencidos de que la doctrina espírita que se basa en estudios experimentales de los fenómenos psíquicos y las enseñanzas de los espíritus más elevados, es una ciencia positiva es sumamente importante que el médium que esté en la sesión sea un buen médium que caiga fácilmente en trance y sea capaz de suministrar a los espíritus una cantidad de su fluido universal para que se manifiesten.

Ruben Tamanaco

@rubentamanaco1

Actualizado 29-12-2016

Referencia:

1. "El libro de los Espíritus". Allan Kardec
2. "Curso Básico de Espiritismo". Confederación Espiritista Argentina (CEA)